jueves, 10 de marzo de 2011

Reverso.

La vida apesta, salgo de casa para ir a clase y lo primero que encuentro es a una señora llenando de basura el suelo, veo los restos aceitosos mientras me agacho a atarme los cordones. El día se acaba de nublar y lo único que veo es gente pasar y pasar siguiendo mi camino...Es como si el viento me arrastrara, me siento un completo borrego. Mientras sigo caminando centro mi atención en un matrimonio que no deja de discutir, ella luce desganada y con ojeras y el parece no haber salido de casa en siglos cruzamos un par de miradas desteñidas antes de seguir mirando al suelo. Paro en un semáforo, casi me atropellan, algún imbécil no deja de empujar con prisa, supongo que perderá el metro. Cruzo la calle contemplando la triste estela que deja una anciana con muletas mientras todos la rebasamos apurando el tiempo del semáforo, ya parpadea y los coches no hacen más que pitar. Ahí está, el puto edificio que me encierra para llenarme la cabeza de mierda 8 horas al día, creo que voy a vomitar…

Al salir de clase noto el olor a hierba, debe ser primavera, ha sido un día muy productivo, como casi todos aquí. Camino a casa y me fascino al ver como un grupo de personas ayuda a cruzar la calle a una anciana con muletas, todavía van por la mitad y el semáforo ya se ha puesto en rojo, sin embargo todos callan, el silencio se apodera de los coches que al igual que yo contemplan a la anciana desfilar entre un baile de sonrisas. Llegan a la otra orilla y poco a poco, cada conductor va saliendo del trance para recobrar la normalidad del tráfico. Mi turno, el semáforo vuelve a estar en verde y lo cruzo, al fondo veo a papa y a mama cogidos de la mano, no me gusta presumir, pero muchas veces pienso que ambos son guapísimos y lucen estupendos, he tenido mucha suerte. Cruzamos un breve saludo y un par de besos. Ya casi estoy en casa y las nubes prácticamente han desaparecido, camino contra el viento mientras miro las caras de todos los que van en mi contra, me siento vivo. Ya casi he llegado y centro mi atención en una señora que recoge la basura del suelo, de algún modo hace que este mundo sea un poquito mejor con su labor... Oh! Vaya... Se me han desatado los cordones.


Porque no podemos controlar el tiempo, pero si la dirección.

A ti que me odias tanto.

Y me deseas lo peor,



Lo peor fuiste tu.


Y no, nunca lo olvidaré.