jueves, 23 de marzo de 2017

A comérselo

Aún tiemblo,
la memoria tiene esa elegancia
de borrar en un suspiro los malos recuerdos
y dejar los buenos como granos de arena
deslizándose,
erosionando.

Pero aquí,
el sudor y la memoria empañan la arena
y detienen el tiempo.
Donde ya no se desliza la sal
se acumula la dulzura
y convierte el corazón en caramelo.

Caramelo,
que se funde con el tiempo
esperando
a que vengan los gusanos
a comérselo.