viernes, 7 de octubre de 2016

Shhh

Es verdad que en la sombra más profunda el deseo todavía me llama. No soy cobarde pero tengo miedo, Cuando todos apagan sus ordenadores y ponen en silencio el móvil, cuando giran la espalda en la cama, en ese momento de soledad, el instinto te sigue nombrando. Pequeño destello de cobre y blanco, te sigue nombrando y pienso en ti. Pensar no es pecado, pero es más de lo que a veces puede soportar un ser, mi ser. Pensarte no es pecado, es la revolución de mi cerebro contra mis dedos palpitando, arañando mis palmas para sentir que todo es tan real que a veces da miedo. Va pasando, pasando como el viento entre las velas de un barco que no sabe muy bien a dónde se dirige, pero no hace más que llover y tronar, y eso me asusta y a la vez me reconforta. Cada trueno me recuerda a tí, tan fugaz, tan brillante, tan bello. Llega la calma y mis pupilas se secan esperando otro destello. Esa calma que a veces dura un día y otras un mes, o yo que sé cuanto, pero llega otro destello y me pone a mil, y me pones a mil. Agitas todo mi cuerpo. El deseo te nombra a ti, y aquí, en este rincón, te olvidas de todo lo demás, te metes por este pequeño agujero de letras terriblemente ordenadas y te reflejas cautiva. Cuando nadie mira. Solos tú y yo, tan cerca y tan lejos. Me guardas el secreto, ya sabes por qué no sonrío, porque me niego a admitir que te quiero. Shhh