jueves, 26 de noviembre de 2015

Pupila contra pupila

Jugábamos a ser dos locos que lanzaban monedas al aire y deseaban que nunca saliera cara, y lo único que se oía era el sonido de los cristales cuando resonaba el metal, la lluvia de níquel y latón. Daba igual en qué dirección lanzásemos la moneda, siempre sonaba a cristal y metal. Peceras desde las que se puede ver y sentir, pero nadie te puede hacer daño. Peceras donde se crean ilusiones ópticas, donde hay que cerrar los ojos para sentir tu mano. Al arquitecto se le olvidó que un cristal a prueba de balas no es suficiente cuando se clavan tus ojos. Esos ojos no entienden de física, pero apuntan directos al corazón, milimétrico, al mismo centro de mi ser. Pupila contra pupila, a través de la pupila, disparo perfecto.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Me he perdido

El chasquido de unos dedos contra mi, el pecho derritiéndose contra las paredes de una habitación malherida donde nunca has pensado tan siquiera en perderte. Lo único cierto es el roce de mis dedos con tu cuello, de tus labios con los míos de mi nariz con tus pestañas y de tu alma con las mía haciendo ritos de magia negra donde solo hay sitio para dos.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Tinta china para el color de tus ojos.


Son tus ojos de bruja los que cortan venas. A kilómetros ya huelen, pero cuando chocan nuestras narices es cuando inundan de salitre mis pulmones. Ojos de mar. Ojos negros donde no llega la luz que apenas dejan para dibujar tu silueta. Ojos que callan mientras exhalas para que se oigan las olas de tus pestañas. Ojos que le quitan el protagonismo a las estrellas que se reparten por tus mejillas. Ojos de luna, de luna negra, que cala. Que me cala y no puedo dejar de mirar, tengo miedo y no puedo dejar de mirar esperando a que se rompan en mil pedazos y me tiñan de ese negro, de ese olor a sal. Miedo es poco cuando hablo de ti, poco es nada, pero esos ojos que no tienen dueño tampoco tienen escala para definir el miedo. No preguntan, y yo solo pienso en el sonido de las gotas contando los segundos que faltan para volver a sentir ese miedo, para volverme a poner cara a cara contra esos ojos y dejar que se pare el mundo mientras se acelera mi corazón. 

lunes, 19 de octubre de 2015

Las mentiras que me conté en Abril.

Allí se quedaron, como tantas otras. Como el decálogo que empezaba por prometerme que debía volver a ser como antes y nueve otras distintas que tampoco se cumplieron. No era ingenuidad, un ingenuo no es capaz de ver que lo está haciendo mal, yo era plenamente consciente y aún así pensaba que ese era el único camino y que el resto debía seguir mis pasos. No era egoísmo, yo lo daba todo por los demás, todo lo que podía ofrecer que cada vez iba siendo menos. Llegar al punto de odiarme por no recordar donde estaba la palanca de la marcha atrás, arrancándome las uñas contra el suelo intentando retroceder mientras todo a mi alrededor se limitaba a avanzar y evolucionar. Tampoco avanzo mucho ahora, pero por lo menos no me resisto, he dejado de mirar atrás con deseo inalcanzable. Me dejo llevar, las uñas me están comenzando a crecer de nuevo y ahora los pies me duelen de andar de un lado para otro y no de intentar aguantar la presión de la vida pasando entre cuatro paredes. No creo en las historias de finales felices ni soy una nueva persona. No he cambiado tanto como para sentirme Mallory en la cima del Everest, aún necesito oxígeno. Aprender a cuidar de mi mismo, con mis miedo y mi todo, con todas las dudas que me vuelan la cabeza por las noches, que me anidan. Empezar a enamorarme de mi mismo, sin culto, de cuidarme y respetarme, de aprender conmigo mismo, de reconocer que tengo las rodillas llenas de barro y la ropa arrugada, de que soy un desastre, un maravilloso y manifiesto desastre. Me dijeron que si no tenía miedo a mis sentimientos. Mucho, tiemblo cada vez que me encuentro con ellos, sobretodo cuando implican a otras personas, sobretodo cuando te implican a ti. Pero como voy a querer a alguien, a cuidarlo, a darle todo lo que se merece si soy incapaz de hacer eso conmigo mismo. Primero el 10 y luego el 11, hay veces que aunque duela no se puede saltar a la comba con las instrucciones, no se puede construir un castillo sin arena, ni agua, la misma arena y agua que antes era piedra, y luego barro. Barro tal vez.

martes, 29 de septiembre de 2015

Pajarillo tu me condenaste a un amor sin final.

Con el suelo cubierto de cenizas para ver las huellas de mis pasos. "No debes volver a pisar sobre ti mismo, o al menos no de la misma manera".Cambio el sentido de las huellas, quito las astillas de mis huesos y no dejo de bailar, rebuscando entre los montones de ropa sucia que cubren mi cuarto. Bailo a la vida aunque a veces se me olvide sonreír y se me acuerde por qué se fue la sonrisa. Me dijeron que ya no escribo como antes, que mis dedos parpadean el teclado diferente, menos tierno. Quizás sea porque ya no estoy enamorado, o porque lo estoy de tantas cosas que he dejado de enfocar y se ve todo borroso. Aunque necesite gafas nuevas son diferentes tipos de amor y diferentes tipos de dolor los que se sienten. Mas crudo y menos tierno, vuelta y vuelta con el plato lleno de sangre se presentan los días como la minuta de un buen restaurante sin carta de vinos. Buena carne y nada de beber, no soporto la sed. La sed de beberte a sorbitos como antes, cuando me creía que bebía la vida, cuando te creía mi vida. Buenos tragos los de entonces, los de antes y los de ahora. Buena sed. La que tenía la conservo y de lo único que tengo miedo es de que se acaben todas las botellas que el mundo me pueda dar. Que mire al suelo y no queden cenizas o que estén intactas porque aprendí volar.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Necesito algo real, una buena bofetada. Unos ojos que se claven en mi mente y no me dejen pensar en nada. Necesito un grito que rompa este jodido silencio, un puñetazo que me devuelva los latidos del corazón. Serendipia, no dejo de moverme sin rumbo, hago mil novecientos noventa y nueve y no dejo un segundo a mi alma para descansar y todo me sigue pareciendo una mierda. Carne cruda apretándome las venas, un panorama inefable. Dámelo ya, no me hagas suplicar. No voy a suplicar. 

viernes, 18 de septiembre de 2015

Sin dejar rostro

Márchate a otro tiempo, inventa otro nombre, márchate bien lejos, sin dejar rostro. Borra las huellas con corchos de vino. Llena los álbumes de fotovacías, esconde tus pestañas detrás de las mías, que se apaguen los ojos y se encienda todo lo demás. llena el camino de calles coartadas, viaja muy lejos sin mirar al frente, camina de espaldas para que no te reconozca, rompe el silencio y di que me odias. Así tal vez...

viernes, 4 de septiembre de 2015

999

Mil besos, mil polvos, mil viajes, imagina que solo te quedaran mil cosas por hacer. Imagina que tienes que elegir lo que más te gusta en este mundo y repetirlo mil veces antes de estallar en mil pedazos. Mil de lo que sea, pero que valga la pena, al menos las mil primeras veces. Mil historias de princesas muertas. Mil apariciones en el momento justo para no poder hacer absolutamente nada. Mil conversaciones, mil veces llegando tarde, mil mordiscos de los que dejan huella. Mil cosquillas con el roce de los dedos, mil besayunos, cenas y quinientas veces de postre cada una de tus piernas. Mil segundos callado mirando las arrugas de tus labios. Mil noches en vela. Mil litros llenando los pulmones oliendo tu pelo recién lavado. Mil de cada una de esas cosas, durante mil días. Pero mil tampoco son tantas y pensabas que te agobiarían, y ahora matarías mil veces por llegar a las mil y una. Gritar, gritar fuerte, una y otra vez, esperando que cuando llegues a mil gritos te hayas quedado sin voz o por lo menos se te haya olvidado contar, y puedas volver a empezar porque el diablo ha sido bueno contigo.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Amb el cap ple de pardals

I ara que ja ho saps, voldría tornar a trencar l'horitzó mentres mira a terra la resta del món, esquivant passejants. Fer d'aigua la pols que es confón amb el cel tacat d'aquells pardals que no poden sortir. no poden sortir del cel i jo només penso en ajudar-los, en trencar l'horitzó y deixar-los passar. En no mai mirar enrrera esquivant passejants. En cames plenes de nucs y raspats, y mes nucs y ferides. Ferides de nucs per tot arreu y ferides d'amor sota la pell. La pell freda on s'enmiralla el llit ple de pardals. Pardals com jo, pot ser com tu, mirem amunt, anem tot junts a trencar l'horitzó.

martes, 18 de agosto de 2015

Tal vez sea la edad, tal vez la Kriptonita.

Cada paso que das me empujas el aire. Saltas hacia un precipicio. Antes me hubiese lanzado sin pensarlo, pero ahora miro desde arriba como caes, cuento las horas mientras te escurres. No me gusta el fondo de ese lugar, no me gusta mirar como te dejas llevar y te desprendes con indiferencia del pasado. No sé si por puro egoísmo o porque mientras te deslizas te crece desdén por alas. En cualquier caso cada vez estás más lejos. Tan lejos que ya no pareces, tan lejos que mis dedos están empezando a olvidar cómo se escribe tu nombre. No tan rápido como tus labios se olvidaron de todo lo que me susurrabas al oído.

lunes, 3 de agosto de 2015

Quisiera y no quisiera son cosas diferentes.

A veces me llaman niño, aunque siempre esté haciendo cosas de niño. Jugando con todo lo que agarro entre mis dedos o con el pelo alborotado como si anduviese reñido con la dirección del viento. Solo a veces me llaman niño, muy pocas veces y siento como cada vez son menos, supongo que lo más importante para ser un niño no es el pelo, el barro o las formas de perder las formas, sino la mirada. No tiene por qué ser inocente, ni tierna y mucho menos triste. Pero a veces sin quererlo se van los muros, y se puede ver el camino desde las pestañas hasta el fondo de las pupilas. Os invito a todos a entrar, a echar un vistazo a colarse dentro y jugar con todo lo que yo juego y jugar con cosas con las que no se debería jugar, jugar a juegos de mayores cuando todavía no llegamos al centro de la mesa sin ponernos de puntillas. Y entre todo el alboroto se escucha una voz que me rompe con un pestañeo -"Pareces un niño!"-  Y mientras lo asimilo se van cerrando de nuevo las puertas y vuelvo a mi mirada perdida, perdida hasta que vuelva a encontrarme con los ojos de niño, y me los pruebe otro rato.

No sabes lo solo que estás hasta que te das cuenta de que ya no puedes decir a nadie "Ven conmigo" cuando encuentras una película interesante en el cine, ahora todo son: "¿Te apetece venir?". No me apetece preguntarte, me apetece que vengas y que tengas ganas de venir y que no me haga falta utilizar esos malditos interrogantes. 

jueves, 30 de julio de 2015

El dolor sigue siendo igual de intenso,
lo único que ha cambiado son las formas de intentar soportarlo.

domingo, 12 de julio de 2015

Perseo en un guiño

Tan callando, a veces no hace falta mas que cerrar los ojos bien fuerte para desaparecer, contar hasta diez y ver como las grandes torres del pasado se derrumban una a una. Sin moverse, y mientras permanezcas quieto ningún trozo de piedra acertará en tu posición. Sin miedo, esas torres se ven ahora tan vulgares, escombros por todas partes, un nuevo lugar donde empezar a construir alguna mierda con la que pasar el tiempo. Buena mierda, piedra sobre piedra, emerger un nuevo mundo desde los escombros como tantas veces se hizo en Roma. Las mismas piedras en diferente lugar, la misma mierda pero con diferente aspecto. Deseando que esta vez no estalle todo en pedazos cuando vuelvas a abrir los ojos. Perseo en un guiño, verdades a medias y estatuas de piedra.

martes, 7 de julio de 2015

21 minutos al día.

A veces pienso en ti incluso vestida, y otras veces en el lienzo de mi cama donde ya no se pintan esas siluetas empapadas en sudor. En el precio de los pinceles de unas piernas bonitas, dientes de niña mellados de no morder (o de morder mucho) y gatos de regaliz. Una linea roja donde todos entran menos yo, que solo pienso en inundaciones mientras sube la marea y arrastra todo a su paso. Ya no importan los colores. Los colores de unos ojos que me cuenten una historia nueva. Una mirada que congela y unas palabras que queman.

miércoles, 24 de junio de 2015

Vestigios.

 A este lado del paraíso no estás tú, pero el paraíso no tiene dos caras. Uno de los dos está en el lado equivocado. ¿Estamos donde queríamos estar? Un río cruza, pero solo uno de los dos lleva la ropa seca. ¿Lo entiendes? Paraíso es donde pisas, pero me da miedo seguir el camino de tus huellas mojadas.

Vas dejando suavemente paraíso a tus espaldas, y nunca te das la vuelta. Si te quedaras quieta brotaría por tus piernas, pero tú no puedes parar, sigues buscando tu lugar.

Y yo sigo intentando arañarte la espalda y arrancarte la piel a mordiscos, agarrarte tan fuerte que sientas miedo de no poder escapar, miedo y paz, y mi cuerpo palpitando dentro del tuyo, derretir el instinto y dejar sin agua a las primeras flores de la primavera, beber del sudor de tus muslos y secarme la boca con tu calavera. Porque el paraíso que se forma en tu caminar es el paraíso que yo rompo al pasar.

A este lado del paraíso hay una caja de pizza vacía bajo la cama y una mancha en el colchón. Sudor y sed de más sudor. 

martes, 23 de junio de 2015

Ypacarí

 A veces doy las gracias por ser un egoísta y guardar en mi cabeza lo que no quiero compartir con el mundo. Escondido en mis entrañas donde nadie pueda verlo. Mío y solo mío. Mis palabras, mis olores, mis sentidos, las imágenes de mis pupilas, el sabor a óxido y sudor de mis dedos.  Me callo y no se lo digo a nadie. A veces toco y otras escribo algo tan precioso que pienso que no merece ser compartido con nadie. Pienso que el mundo no lo merece o puede que si, pero no encuentro nadie con quien compartirlo. O a veces pienso que es para esa persona y lo guardo y se llena de telarañas porque el corazón juega malas pasadas y no se puede hacer regalos de ese calibre a lo loco. A veces como ahora cuento mis secretos, para que me odien, porque me gusta presumir de privar de belleza a un mundo tan feo. Porque soy un ególatra que como Amory se dio cuenta de que siendo un gran tipo no haces más que caer una y otra vez en el mismo agujero. Dejar huella es demasiado vulgar, yo no quiero eso, las personas se recuerdan por lo que no hacen, cuando no puedes verlas ni tocarlas, ni sentirlas. Entonces y solo entonces enciendes los motores y piensas en ellos. Neuronas pegadas lengua contra lengua explotando los nidos de tu cerebro. Y cuando te obligas a pensar en esa persona es entonces cuando de verdad deja mella. Siempre me gustó el queso gruyère y llenar los corazones de agujeros. Siempre me gustó desaparecer y esperar a que vengan los ratones.  

jueves, 11 de junio de 2015

Mil espejos.

Maldición es el ruido de mi boca encriptando las palabras. Mis pestañas haciendo señales de humo, cortando la luna. Las bengalas de mis dedos golpeando alguna superficie fría como el norte de mi cama. Donde ya nadie habita, y cada vez está más fría y el pasado más caliente.

Maldición es entablar conversaciones con el monstruo del armario. Seis rectángulos de hierro. Microclimas de aire fresco. Sombras calmando mi sed y arañando mi cuerpo.

Maldición es una frase escrita en el cielo, con las letras tan grandes que no puedas leer sin partirte el cuello. Seguir juntando nubes sin oír el ruido al quebrarse de los huesos.

Maldición serías tú si te volvieses loca por alguien como yo, que se volvió loco por ser como es. Que quiero romperte en mil pedazos como si fueras porcelana. Y que al hacerte una proposición tan indecente sonrieras y dijeras:
                                  
“Tan finos que parezcan polvo”

lunes, 8 de junio de 2015

Conversaciones con una patata.

 -Golpear fuerte, golpear fuerte a la vida y tomar las riendas.
-¿Las riendas de qué?
-De la vida por supuesto, pero para golpear así de fuerte necesitas un buen saco de boxeo.
-Utiliza este de aquí.
-Eso no es un saco, es tu corazón!
-No le tengas pena por su aspecto, se ha llevado golpes más fuertes de los que cualquier puño pueda dar, y ahí sigue, latiendo. Así que no pienses mas y golpea hasta que se vuelva azul.
-¿azul?
-Así es.

-¿Y por qué azul?
-Porque una patata azul sigue siendo una patata y un corazón roto sigue siendo un corazón. Da igual el número de arañazos que tenga, cada latido es lo que cuenta y este no va a dejar de latir.

jueves, 4 de junio de 2015

Sangre en la cocina

 Las hay grandes, pequeñas, anchas, estrechas, soperas, de té, con el mango de plástico y de metal, algunas incluso de cristal. Las hay de hierro, de acero, de plata, de plástico, de madera de hueso, también las que utilizan los magos de galio que se derriten a 30ºC. Algunas son finas y delicadas, con adornos en nácar o detalles en oro, otras más simples y ralladas de pasar tantas veces por el estropajo. Unas son tan anchas y afiladas que te rozan la comisura de los labios al comer, otras son tan pequeñas que apenas puedes utilizarlas para sorber, algunas son tan frías que se te pega la lengua y otras queman y no se pueden ni coger. Las hay de juegos completos y perfectos conjuntadas con todos los cubiertos y las hay de las perdidas a través del tiempo que son totalmente diferentes al resto. Cucharillas, cucharones, con su delgada silueta curva, para sopa, para helado, de las que se sostienen con solo dos dedos o de las que necesitas toda la mano. Parecidas y diferentes, hay más cucharas que personas y aún así se siguen fabricando. De usar y tirar o de usar para matar. Porque las cucharas son armas contra la mediocridad y no hay peor forma de morir que siendo un mediocre. Temedlas.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Unas gafas de buceo

 A veces me siento como un iceberg, una punta de lanza de hielo que esconde toda una montaña a sus pies, una montaña cargada de mi verdadero yo y que no sé si guardo con recelo o no llego a saber transmitir. Nadie se tira al agua para mirarla ni tan siquiera un poquito, una ojeada, algo que llame la atención e impulse a seguir rascando, a seguir nadando. No me extraña, yo tampoco me metería en esas aguas profundas y oscuras, esas aguas cargadas de inseguridades y miedos que rodean la montaña. ¡Qué gran montaña! me gustaría pensar que alberga un tesoro tan brillante y fantástico que merezca la pena ser descubierto, o puede que solo sea un montón de tierra y nadie quiera perder el tiempo. O puede que alguien se tire de cabeza y cierre los ojos y se tape la nariz y pase justo por delante y tenga ese mismo miedo que yo tengo. Que nunca se abran sus ojos hasta que vuelva a sentir el sol. 

lunes, 18 de mayo de 2015

Cafuné

Yo solo quiero que vuelva el invierno
y con él tus manos frías.
Que tus pies de hielo se rocen con los míos
y no me dejen dormir.

Que aniden en tu pelo mis dedos.
Yo solo quiero cafuné.
Que se te arañe un poco el corazón
cada vez que me lees.

Que se te llenen de sal las mejillas
y que se funda el hielo.
Que no solo pienses en mi calor
cuando llegue el invierno.

jueves, 14 de mayo de 2015

Dos triste notas

Las cuerdas de la guitarra se me antojan guillotinas. Tonchadas y oxidadas, los dedos que raspaban entre sudor y sangre ahora se deslizan. Se mueven mas deprisa y las notas que carraspeaban cada vez suenan mas claras. Cuanto mas rápido toco menos tiempo tengo para pensar en la que se me viene encima. Toca para olvidar pero no te olvides de tocar. Y la música se acelera con el metrónomo de mi corazón, me recuerda que estas manos bailando entre cuerdas han hecho llorar y han hecho reír. Me recuerda lo que fui, me presenta lo que soy. Mientras toco nada cuenta, mientras rompo las canciones con mi voz desaliñada el mundo se sonroja y se rompen en mil trozos las ventanas. Hoy al dejar la guitarra en el suelo se ha quedado sonando una nota, una nota infinita, aunque no la oigo estoy seguro de que sigue vibrando en la cuerda, y lo hará hasta que vuelva a cogerla y la pare con mis manos. Pienso que quizás esa nota esté sufriendo, esperando a que alguien la detenga, un dedo que se deslice y la frene. O puede que esa nota sea yo, que sigo esperando a que me digan que esta canción se terminó y es hora de empezar una nueva. Y aquí sigo, como una nota muda que por más que grita su mensaje no se entiende. Ya no sé si levantarme y pegarle una patada a la puta guitarra, o quedarme aquí esperando a que hagamos resonancia.

lunes, 11 de mayo de 2015

Sístole

Parar el tiempo es guardar en el pecho tu alma, agarrarla bien fuerte y decirle que todavía no es el momento aunque se muera de ganas por salir. Medir el tiempo es complicado cuando llevas las muñecas desnudas, medir el tiempo que tardan en volver a juntarse las agujas de un reloj. Para mi el tiempo se mide con los latidos de mi corazón. Y el tiempo se acelera y otras veces se vuelve eterno y parece que todo se acaba, y en ese justo instante... diástole.

viernes, 8 de mayo de 2015

Volet

Lo peor de todo es darte cuenta de que todo lo que te venden como libertad no es más que marketing de una sociedad meritocrática donde el esfuerzo por conseguir algo mejor ciega a las personas. Hoy me sincero. No puedes elegir absolutamente nada, la libertad es tan absurda como pensar que tomar una decisión entre los limites que se te han impuesto es convertirte en un ser libre, y todo esto aún se vuelve peor cuando incluyes a segundas personas. Escoges lo que te dejan, los escombros de la libertad, las limitaciones te enjaulan y no puedes mirar más allá porque tus ojos se escapan entre las rejas, tan solo unos centímetros a un lado para darte cuenta de que tienes barras de acero en las mejillas. La gente habla, todos tienen la cura para todo, todos te enseñan como ser feliz y te dan la carta para que elijas entre sus decisiones, tu eliges, les haces caso y te sientes tan feliz porque te convencen de que es lo bueno para ti. Mándalos a todos a la mierda, ahora, a tus padres a tus amigos a ese gilipollas que va de guapo y se cree que el mundo es un pañuelo de coños donde limpiarse los mocos. Lo mejor será, lo mejor será... clavar todas las cabezas en picas y ser feliz por lo que haces y no por lo que te dicen que debes hacer. Puede que uno de mis peores defectos sea el de dejar a todos de lado y guiarme con el corazón en cada cosa que hago. A mis 28 años quizás no tenga ni puta idea de la vida, pero me aterra pensar en que se me imponen cánones que no cumplo y la autosuperación me destroza cuando me doy cuenta de todo esto.¿Dónde está el límite? cada cosa que hago en busca de la aprobación de los demás, cada movimiento que hago en busca de la perfección y cada vez que hago algo me pregunto aterrado si será lo mejor que puedo hacer. Mi mejor fotografía, mi mejor canción, mi mejor noche follando hasta acabar exhausto, mi mejor orgasmo, mi mejor amor, mi mejor corte de pelo, mi mejor beso... Y si fue el mejor ahora qué. Vivir bajo la sombra de no saber con certeza si habrá algo que llegue a superar aquella noche o aquella sonrisa. La ambición del ser humano me aterra, no puedo soportar esta insoportable levedad de vivir con la duda del “Esto es lo mejor que he podido hacer”. Esforzarse no sirve para nada cuando no hay motivación y dejar pasar los días cuando no encuentras esa chispa se convierten en una tortura rutinaria. ¿De qué sirve buscar lo mejor?¿Cuál es el sentido de todo esto? Esforzarse por ser feliz es tan estúpido como matar por la paz. Ningún tornillo cae de esta rueda infernal que nos guía por el desfiladero de la superación, y así buscando la superación nos aplastamos unos a otros. Yo solo quería ser feliz y oír un corazón sincero que me abrace mientras duermo. Nunca le pedí nada a la vida y aún así cuando hice algo bien se me castigó con aplausos para luego arrancármelo todo sin piedad alguna dejándome desnudo en el centro de mis pensamientos. Pedí perdón por todo, y la mayoría de veces sin saber muy bien que había hecho, unas tantas por mis errores y otras cuantas porque no merecía la pena perder el tiempo en discutir. Puede que mi cabeza no funcione como el resto, aunque lo he deseado con todas mis fuerzas nunca me he sentido especial. He procurado dibujar siempre una sonrisa en mi rostro y hacer reír a la gente. Me he convertido en bufón y en cualquiera que hayan necesitado mis amigos cuando he tenido suficiente energía como para afrontar toda la fealdad de este mundo y salir afuera. Siempre he sido sincero y fiel aunque nunca pude quitar de tu boca la dichosa frase del “¿Te pasa algo?” Porque contigo fui sincero. Es verdad que en el fondo soy tímido y me cuesta arrancarme la piel para enseñarle al mundo un trocito bueno, por eso esto nunca lo he contado, dicen que los problemas que tienen solución no son problemas y si no la tienen no vale la pena preocuparse por ellos. ¿De qué sirve sacar mis entrañas de paseo cuando nadie tiene una pastilla que lo cure todo?. No quiero que me tachen de un pobre diablo por sacar lo que llevo dentro y convertir mis sentimientos en una espectáculo para el pueblo. Porque cuando todos se iban me callaba y me quedaba sentado, quise compartir mi verdadero yo pero nadie quiere a un chico triste a su lado. Mientras tanto seguiré buscando el placer efímero para soportar esta agonía de vida que no tiene ningún sentido, pensando en que quizás la próxima vez que haga algo me supere y destrozándome de nuevo al pensar que ahora tengo el listón un poco más alto. La perfección es el peor de mis delirios y cada día muero imaginando que todo va a terminar y siento miedo y a la vez paz. ¿Te imaginas que disgusto? El alegre chico al que todos quieren no es más que un trozo de mierda que está muerto por dentro. Todo lo que se escondía detrás de un “Por favor, hoy no” un abrazo y una mirada de perro.

domingo, 3 de mayo de 2015

Sueños de esquimal

De qué sirve beber para olvidar, crearme un muro de cemento tan alto y tan grueso que nadie pueda tan siquiera imaginar lo que guardo dentro. De qué sirve sellar cada grieta, cerrar herméticamente, quedar encerrado en un vacío tan seguro y tan perfecto. Si luego vas y te saltas todas las leyes de la física y te apareces en un sueño. Y te ves tan bonita, y vamos a la playa y huele a sal, nos secamos y en tu piel se queda ese olor a sal y a mandarinas. Una sonrisa que aplasta la eternidad de cualquier palabra escrita, que perdura en el tiempo mientras guardamos silencio. Y cuando despierto solo veo un muro de cemento. Pero sigue oliendo a sal y mandarinas. Tal vez fui tan estúpido de crear todo este mundo y olvidarme de que tú seguías dentro.

viernes, 24 de abril de 2015

Practicando magia negra con el roce de mis dedos.

Tensa la mirada, guarda la saliva. Mójate los labios mientras toco tus mejillas. Que estas manos se hicieron para tocar porcelana y entre ratos la guitarra. Que se mueren estas manos cuando no pueden tocar. Deja que te roce con la yema de mis dedos, que se pierdan mis tendones enredados en tu pelo. Los tendones oxidados de una cuerda de guitarra, oxidados del sudor cuando dejan de tocar. No pares susurras, vibro todo yo con el canto de tu tripa, y ahora gritas. 5 cuerdas sobran si mis manos se deslizan por tu espalda, más deprisa. Se desliza por tu espalda y tu columna oxidada en carne viva me las corta y la sangre te destiñe. Se te mancha todo el cuerpo de la sangre de mis dedos que no paran de tocar. Derramando gelatina cada vez que los aprieto contra ti, y no paran de tocar. No conocen otra forma de vivir, prefieren desangrarse con el ruido de tu piel y no paran de brotar. Y mis manos me confiesan que no hay nada mas bello que esta forma de morir.

lunes, 20 de abril de 2015

¡Shhh!

Tizón en una montaña de nieve que se derrite cada tecla que pulsas, conviertes el agua en vapor y te me calas hasta los huesos. Negro y blanco sobre negro. Y sobre el negro tú, espolsando los colores y devolviéndome la paz. Me pregunto cuantas haches tiene el silencio cada vez que te vas.

viernes, 17 de abril de 2015

La gran broma final

18 centímetros de hilo delgado, rojo reflejo a través de la luz del ordenador, y yo solo quería dormir. Se me siguen apareciendo como fantasmas del pasado, uno a uno, después de la primera semana limpié el cuarto, después de que cruzáramos la última palabra pasé la aspiradora, creo que se esconden ya no sé si son reales o están en mi cabeza. Te prometo que no quiero pensar en ti, que soy un hombre fuerte, que por el día es más fácil, que solo son 18 centímetros de hilo delgado, pero que pueden más que los miles de kilómetros que nos separan y cada vez que los encuentro me entran ganas de pintar todo tu cuerpo con un pincel blanco y conocerte de nuevo, dibujarte desde cero. La habitación se me antoja una jaula y noto como mi corazón golpea contra las sábanas, y yo solo quería dormir. Te prometo que lo intento, pero aún me falla el pulso cuando te veo y me tiemblan las manos cuando escribo y no me siento liberado, ni mejor. Más pintura blanca, mientras pienso que algún día te arrepentirás, pero quizás ese día nunca llegue o quizás cuando llegue tu orgullo no te deje o quizás yo estaré muerto. Me golpea cada día más fuerte y las ganas de quererte no van a menos, y espero, y espero, y no hago otra cosa que esperar una baliza, tu corazón en llamas haciendo una señal cuando te canses de jugar a otros juegos de probar a otras gentes. Que nuestro único error fue que nadie nos explicó como iba esto del amor, de ser novatos en querer, de ser tempranos en amar. De querernos con locura y sin pensar, de dejarnos con los años de mostrar, pero debajo de la piel aún quema el amor. De nada sirve darse cuenta de que fuimos el Vesubio y sepultamos Pompeya y ahora solo quedan cenizas, y posiblemente tu nunca leas esto y se te acelere el corazón y se te despierten las dudas y dejes de verme como a un mártir, o cojas un cubo de pintura blanca y me cubras con ella y me dibujes desde cero. O quizás si, y por un segundo sientas lo que yo siento y guardes nuestro secreto. Murciélago: No seas estúpida, yo nunca te voy a dejar de querer. Chorizo.

miércoles, 15 de abril de 2015

Soy, soy lo que dejaron, soy todas las sobras de lo que se robaron, soy la soledad en carne viva soy una sonrisa sin saliva. El amanecer de una noche de insomnio, una palabra que no pudiste borrar. Soy una nota escondida que te devuelve una lágrima cada vez que la miras. Soy el pegamento y soy el martillo y no hay porcelana a mi alrededor. Soy lo que nunca quisiste escuchar, las vías de un metro de madrugada, el granizo en los cristales de una noche nublada. Soy el aliento en tu cuello, un beso seco en tu mejilla. Soy tu lengua contra la mía, soy un dedo que apunta al corazón y sin pedir permiso dispara a discreción. Soy un destello, un alto en el camino, soy lo que nunca contarán a los niños. Soy un espejo sin reflejo, un ladrón sin guantes con las manos calientes, unos ojos cansados, una boca sin dientes. Soy una presión dentro de tu cabeza que se hace más fuerte cada vez que lo piensas. Soy un esqueleto que cae rendido cuando desaparece todo el sonido. Soy la imperfección en todos los sentidos. Un recuerdo maldito de lo que nunca seré, soy el vacío dentro de tu piel.

lunes, 13 de abril de 2015

De dioses y hombres

Yo no quiero hablar de dioses y hombres, ni del tiempo. Yo no quiero que me mires como a un pobre diablo, que me juzgues por lo que callo en vez de por lo que hago. Yo no quiero la paz en mi cama ni la guerra en mi cabeza, la tregua siempre fue para los cobardes que no saben decir que no, y yo no supe. Y ahora que solo veo dioses y hombres a mi alrededor me ahogo cada minuto pensando en cuanto debo correr para alejarme de ellos, para dejar atrás a todos esos gigantes que me aplastan entre sus alas. Pero ni yo soy Alan Turing ni tu el código enigma y estos soldados nunca sabrán de lo que hablas cuando nadie te ve, cuando nadie te escucha, cuando realmente somos nosotros mismos. Hace tiempo que perdí la guerra, en un solo suspiro me colgaste de los pies y me dejaste desnudo. Y no hice nada, no hago nada. Buscando entre los muertos que no huelen, que no hablan, buscando un aroma que me devuelva a la vida, una sonrisa, una mirada. Palpando las paredes buscando una mentira que me lleve hasta tu puerta. Pero aquí solo hay alas, y dioses, y hombres.

lunes, 30 de marzo de 2015

Hilos de cobre

Hilos de cobre se pasean por mi habitación. Pequeñas tiras rojo frambuesa que me absorben en la cama, que me recuerdan cada día que aunque ya no estás sigues aquí.