miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sonría

Sonría,

Que las sonrisas están
en peligro de extinción,
Y ya no se oyen dientes
entre risas rechinar
al compás de esta canción.

Deprisa,

Sonría, que las risas
aunque cambie de estación
y nadie las recuerde,
entre las hojas muertas
llegaron al corazón.

Apure los instantes,
que no hay nada mas triste
que ver a alguien morir,
fingiendo estar felices
sin llegar a sonreír.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Camino a Tar

El truco final es pensar que cada día acaba cuando quemas un cuaderno con todo lo que hiciste ayer. Y ahí empiezas a escribir uno nuevo, sin memoria, sin densidad, solo ligereza y emoción, la emoción de enamorarte cada día como si fuera el primero. Sin comparación de que hoy lo estas haciendo mejor o peor, sin presión, sin marcas.

Buscaremos juntos Tar, sin saber a dónde vamos, y por el camino dejaremos una estela de cenizas de cuadernos. Lo que Fando y Lis nunca llegaron a hacer, tú y yo caminaremos sin cogernos de las manos.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Espero que no me odies por esto

Este texto habla sobre la imperfección, la desinspiración y en general lo que suelo sentir cunado escucho Havalina, o más bien, el sentimiento que me llega y provoca que no quiera escuchar otra cosa.

Quiero no cansarme nunca de escuchar tú voz, quiero no tener que recordar cuán solo estoy. Del quiero y no puedo en este mundo imperfecto donde el faro parece tener las luces fundidas para ti, mi faro de Alejandría desde el que intento llamar tu atención, montón de ruinas devastado por el paso del tiempo que nos separa cada día un poco más. De las ganas que tengo de raptarte en mi habitación y que pasen mil años, mil noches y una más y del miedo al agua. Sé que no vendrás por mi, que nunca pintaremos una línea completamente recta en la que nos superpongamos, lo demás está de más. Y nos chocamos a veces, tú y yo, tus labios y los míos, nos cruzamos y tengo miedo de que esa sea la última vez que desaparezca el infinito y vuelvas a dedicarme tus sonrisas y un abrazo tres veces por semana. Quiero más, son los gajes del placer.

Supongo que soy un cobarde de los que siempre acaban abandonándolo todo en cuanto necesita un mínimo esfuerzo. Estoy cansado de hacer y hacer y hacer y volver a hacer. Sobretodo estoy cansado de ver como se deshace en tus manos todo lo que hago, lo digieras, me des mi recompensa como al buen bufón que nunca dejará de servir en tu corte y vuelvas a esa mirada perdida esperando algo más, algo que soy incapaz de darte y que créeme, no hay cosa que me gustaría más. Me cansaré y acabaré con todo, es solo cuestión de tiempo y no soy capaz de luchar hasta el final. Estoy solo, muy solo y a veces pienso en la estúpida imagen que doy a los demás cuando intento rodearme con mis brazos por sentir algo puro, sucio y verdadero.

Quiero destrozarme y contemplar la perfección, mutilar todos mis sentidos y despojarme de todo y todos. A veces el odio es tanto que acabo martirizándome con litros de ron en cualquier discoteca y enamorándome de cualquier musa que me hable de Billy Wilder o cite Casablanca. Haría lo que fuese por olvidarte. Olvidar tu sonrisa, tus ojos, tu pelo, tus bostezos, las arrugas que se forman en tu nariz cuando te enfadas conmigo. Me quemas y estas noches siempre acaban mal, pensamientos sórdidos que solo te acompañarían en momentos de vacío, esos a los que tanto miedo tienes. Soy el jinete de la mediocridad y desprendo falta de talento en cada trote, aún así no dejo de intentarlo.

Puedo vivir sin sol, puedo vivir sin voz, puedo vivir sin ti, al fin y al cabo la vida no se acaba por amor vicio o desesperación. Todo gira en espirales y lo único que temo es que tú te encuentres en el epicentro, que sea incapaz de escapar de allí, que me canse de luchar por tenerte, que me odies por prometerte que nunca me enamoraría de ti, porque no soy perfecto y hay promesas que están hechas para romperlas, como la porcelana.

Porcelana… porcelana que se rompe solo con mirarla, porcelana triturada cuando hacemos el amor, cuando muerdo, cuando muerdes, porcelana que se rompe como tú y como yo.

viernes, 20 de agosto de 2010

El hijo de dios

Yo soy el hijo de dios,

Cuando después de follar me limpio la polla en el lavabo mientras esperas en la cama un abrazo o cuando dejo el móvil sonar al ver tu nombre. Simplemente me fascinas, no son milagros lo que siento cuando arrastro por tu cuerpo la yema de mis dedos. ódiame por hacer voto de silencio cuando estoy a tu lado. Si hablara y pudiera, espantaría a todos esos pájaros que giran en circulo alrededor tuyo con vuelo rasante, que te tocan por instantes. Si hablara, si pudiera y si quisiera, más no quiero. No quiero más que sentarme a tu lado y dejar que hundas tus dedos en mis costillas, que me lances indirectas que me hieran. Pues yo soy el hijo de dios, y lo sabes cuando desde una esquina analizas mis defectos. Camino descalzo y me corto y sangro. Soy humano y como otros me tropiezo mientras soldados de plomo te arrastran a sus adentros con sus perfectos cuerpos y sus interesantes universos. Mientras yo, no tengo nada, nada más que una sonrisa desafinada que no puede competir con ellos. Un paseo, un mordisco, un tirón de pelo, solo poseo cosas que se olvidan y que se añoran con recelo.

“No es más rico el que tiene más, si no el que menos sabe necesitar” En su cabeza resonaba esa frase mientras se torturaba pensando en que lo único que necesitaba era aquello que no podía tener, se acercó a si mismo y se dijo:

-No temas, eres el hijo de dios.

O simplemente un hijo de puta que se había enamorado.

lunes, 25 de enero de 2010

Ello, yo y Superyó.

De qué sirve decir que hoy es un día como otro cualquiera, eso lo convierte en especial a la vez que mediocre. Debo comer algo, dormir un poco más y buscar por el cajón algo absurdo con lo que entretenerme.

“Antecedentes – Cajón, Peso aproximado 1Kg Localización: “El susodicho se encuentra encima de la cama tras haber sido extraído de la mesa”. Análisis de componentes: 1 Canon Battery charger LC-E5E; 2 Sobre individual Flumil 200mg; 1 ticket usado de la exposición “Immagini dall´universo” del Palazzo Strozzi de Firenze; 1 Piruleta con forma de corazón; 3 Recibos de compras; 1 Púa Dureza M, 1 Funda Plástico rígido vacía de un cartucho de la Game Boy; 1 Pulsera de algún festival de verano.”

¿Habéis leido a Freud Alguna vez? A mi todo eso me recuerda a “Quien soy, quien parezco y quien me gustaría ser” y ese puto cajón no hace más que darme la razón de quien parezco ser: Ese tío normal que siempre guarda las pulseras de los Festivales para recordar lo bien que lo pasó, Un par de sobres para no enfermar, el cargador de la batería de la cámara con la que sale a hacer fotos para que la gente vea lo bueno que es, gente con la que habla de lo bien que va todo y a la que intenta animar, una máquina de hacer amigos nata. De quien me gustaría ser: ese tío que fue a ver arte a Florencia a quien no importa el dinero que gastó en esa botella de “Viñardanza”, en esa chaqueta de nueva temporada o en la última cena en el “Matilda”, alguien que es capaz de hacer todo lo que se propone, un elitista nato a quien todos quieren y admiran. Y de quien realmente soy, Porque ¿sabéis lo que ha pasado al vaciar el cajón? Joder la púa! Nunca encuentro una cuando voy a tocar, anda mira: Aún recuerdo a la zorra que me regaló la piruleta, tenía un arte increíble para deshacer corazones como si fuesen de caramelo, ironías de la vida supongo. El cartucho de la Game boy también me recuerda a ella, está vacío? Joder… ahí es donde solía guardar los condones. La de veces que acabé lanzando el cajón por los suelos, desnudo y buscando ese cartucho para jugar a mi juego favorito.

Tres personas distintas con un cajón en común, si hablara de metáforas el cajón sería mi mente supongo, pero mi mente solo piensa que ya han cerrado las tiendas, el cartucho de la Game boy sigue vacío y tengo hambre. Mira una piruleta!

domingo, 24 de enero de 2010

Ebano Miel

Recuerdo entonces la caja de cerillas que rodaba por mi mano mientras tu te desnudabas al otro lado de la cama, lo recuerdo porque cayó al suelo en un descuido mientras te miraba los pechos de reojo, sonreíste me miraste y me dijiste: “No te pongas nervioso, esta noche son tuyos” recuerdo aquellos pezones de caramelo que no podía parar de morder en espiral mientras tus manos atacaban mis causas mayores, lo último que recuerdo es que apenas había medio metro entre mi polla y la pared, y en esa jaula de 50 centímetros te encontrabas tú, intentando aguantar las embestidas con los codos y los pechos hundiéndose en el yeso, parecías agotada, casi sin fuerzas para seguir gritando, y cada gemido hacía crecer mi polla y mis ganas de hundirte y reducir más y más el tamaño de aquella jaula. De repente un grito desgarrador salió de tu boca, noté que algo había cambiado, dejaste de luchar, alcanzaste ese punto de no retorno para quedar totalmente exhausta, en ese mismo instante retiré mi polla asustado, la fricción al salir me culminó y no pude evitar llenarte la espalda y el culo de semen. Fue un momento precioso. Tu no dijiste nada, ni intentaste limpiarte, simplemente te dejaste caer de espaldas sobre la cama. Me despierto estoy solo y terriblemente empalmado, “todo ha sido un maldito sueño” me repito a mi mismo mientras golpeo mi cabeza. Me incorporo y noto algo en mis pies, es la caja de cerillas, la apoyo sobre la mesita, me giro y de un tirón lanzo las sábanas al suelo. Todavía podía distinguirse tu silueta estampada de restos de semen sobre el colchón, sin duda, mi mejor obra de arte. Muerdo mis labios y me viene a la cabeza el sabor de aquellos pezones de miel, ¿quien los estará mordiendo ahora? Espero que no tarden en volver.