miércoles, 26 de agosto de 2015

Amb el cap ple de pardals

I ara que ja ho saps, voldría tornar a trencar l'horitzó mentres mira a terra la resta del món, esquivant passejants. Fer d'aigua la pols que es confón amb el cel tacat d'aquells pardals que no poden sortir. no poden sortir del cel i jo només penso en ajudar-los, en trencar l'horitzó y deixar-los passar. En no mai mirar enrrera esquivant passejants. En cames plenes de nucs y raspats, y mes nucs y ferides. Ferides de nucs per tot arreu y ferides d'amor sota la pell. La pell freda on s'enmiralla el llit ple de pardals. Pardals com jo, pot ser com tu, mirem amunt, anem tot junts a trencar l'horitzó.

martes, 18 de agosto de 2015

Tal vez sea la edad, tal vez la Kriptonita.

Cada paso que das me empujas el aire. Saltas hacia un precipicio. Antes me hubiese lanzado sin pensarlo, pero ahora miro desde arriba como caes, cuento las horas mientras te escurres. No me gusta el fondo de ese lugar, no me gusta mirar como te dejas llevar y te desprendes con indiferencia del pasado. No sé si por puro egoísmo o porque mientras te deslizas te crece desdén por alas. En cualquier caso cada vez estás más lejos. Tan lejos que ya no pareces, tan lejos que mis dedos están empezando a olvidar cómo se escribe tu nombre. No tan rápido como tus labios se olvidaron de todo lo que me susurrabas al oído.

lunes, 3 de agosto de 2015

Quisiera y no quisiera son cosas diferentes.

A veces me llaman niño, aunque siempre esté haciendo cosas de niño. Jugando con todo lo que agarro entre mis dedos o con el pelo alborotado como si anduviese reñido con la dirección del viento. Solo a veces me llaman niño, muy pocas veces y siento como cada vez son menos, supongo que lo más importante para ser un niño no es el pelo, el barro o las formas de perder las formas, sino la mirada. No tiene por qué ser inocente, ni tierna y mucho menos triste. Pero a veces sin quererlo se van los muros, y se puede ver el camino desde las pestañas hasta el fondo de las pupilas. Os invito a todos a entrar, a echar un vistazo a colarse dentro y jugar con todo lo que yo juego y jugar con cosas con las que no se debería jugar, jugar a juegos de mayores cuando todavía no llegamos al centro de la mesa sin ponernos de puntillas. Y entre todo el alboroto se escucha una voz que me rompe con un pestañeo -"Pareces un niño!"-  Y mientras lo asimilo se van cerrando de nuevo las puertas y vuelvo a mi mirada perdida, perdida hasta que vuelva a encontrarme con los ojos de niño, y me los pruebe otro rato.

No sabes lo solo que estás hasta que te das cuenta de que ya no puedes decir a nadie "Ven conmigo" cuando encuentras una película interesante en el cine, ahora todo son: "¿Te apetece venir?". No me apetece preguntarte, me apetece que vengas y que tengas ganas de venir y que no me haga falta utilizar esos malditos interrogantes.