martes, 18 de agosto de 2015

Tal vez sea la edad, tal vez la Kriptonita.

Cada paso que das me empujas el aire. Saltas hacia un precipicio. Antes me hubiese lanzado sin pensarlo, pero ahora miro desde arriba como caes, cuento las horas mientras te escurres. No me gusta el fondo de ese lugar, no me gusta mirar como te dejas llevar y te desprendes con indiferencia del pasado. No sé si por puro egoísmo o porque mientras te deslizas te crece desdén por alas. En cualquier caso cada vez estás más lejos. Tan lejos que ya no pareces, tan lejos que mis dedos están empezando a olvidar cómo se escribe tu nombre. No tan rápido como tus labios se olvidaron de todo lo que me susurrabas al oído.

No hay comentarios:

Publicar un comentario