viernes, 1 de febrero de 2013

Como un gato sin uñas

Ayer me encontré con un gato, de los que mueven la cola, pero este no movía nada. Plantado como un busto, con la pose de gato de escayola me miraba fijamente. Al principio me asusté, pensé ¿qué clase de persona deja un gato de escayola en mitad de la calle? y de repente se movió. Al verlo andar me paré yo, me asusté aún más, no por verlo andar, si no por ver que mi cabeza ha perdido el entusiasmo, la vida... Ayer me dí cuenta, veo gatos de escayola donde hay preciosos animales que no paran de danzar, y si paran, no se vuelven de escayola. Ayer me dí cuenta de que tengo que cambiar. Empezaré por dejarme crecer las uñas.