viernes, 8 de mayo de 2015

Volet

Lo peor de todo es darte cuenta de que todo lo que te venden como libertad no es más que marketing de una sociedad meritocrática donde el esfuerzo por conseguir algo mejor ciega a las personas. Hoy me sincero. No puedes elegir absolutamente nada, la libertad es tan absurda como pensar que tomar una decisión entre los limites que se te han impuesto es convertirte en un ser libre, y todo esto aún se vuelve peor cuando incluyes a segundas personas. Escoges lo que te dejan, los escombros de la libertad, las limitaciones te enjaulan y no puedes mirar más allá porque tus ojos se escapan entre las rejas, tan solo unos centímetros a un lado para darte cuenta de que tienes barras de acero en las mejillas. La gente habla, todos tienen la cura para todo, todos te enseñan como ser feliz y te dan la carta para que elijas entre sus decisiones, tu eliges, les haces caso y te sientes tan feliz porque te convencen de que es lo bueno para ti. Mándalos a todos a la mierda, ahora, a tus padres a tus amigos a ese gilipollas que va de guapo y se cree que el mundo es un pañuelo de coños donde limpiarse los mocos. Lo mejor será, lo mejor será... clavar todas las cabezas en picas y ser feliz por lo que haces y no por lo que te dicen que debes hacer. Puede que uno de mis peores defectos sea el de dejar a todos de lado y guiarme con el corazón en cada cosa que hago. A mis 28 años quizás no tenga ni puta idea de la vida, pero me aterra pensar en que se me imponen cánones que no cumplo y la autosuperación me destroza cuando me doy cuenta de todo esto.¿Dónde está el límite? cada cosa que hago en busca de la aprobación de los demás, cada movimiento que hago en busca de la perfección y cada vez que hago algo me pregunto aterrado si será lo mejor que puedo hacer. Mi mejor fotografía, mi mejor canción, mi mejor noche follando hasta acabar exhausto, mi mejor orgasmo, mi mejor amor, mi mejor corte de pelo, mi mejor beso... Y si fue el mejor ahora qué. Vivir bajo la sombra de no saber con certeza si habrá algo que llegue a superar aquella noche o aquella sonrisa. La ambición del ser humano me aterra, no puedo soportar esta insoportable levedad de vivir con la duda del “Esto es lo mejor que he podido hacer”. Esforzarse no sirve para nada cuando no hay motivación y dejar pasar los días cuando no encuentras esa chispa se convierten en una tortura rutinaria. ¿De qué sirve buscar lo mejor?¿Cuál es el sentido de todo esto? Esforzarse por ser feliz es tan estúpido como matar por la paz. Ningún tornillo cae de esta rueda infernal que nos guía por el desfiladero de la superación, y así buscando la superación nos aplastamos unos a otros. Yo solo quería ser feliz y oír un corazón sincero que me abrace mientras duermo. Nunca le pedí nada a la vida y aún así cuando hice algo bien se me castigó con aplausos para luego arrancármelo todo sin piedad alguna dejándome desnudo en el centro de mis pensamientos. Pedí perdón por todo, y la mayoría de veces sin saber muy bien que había hecho, unas tantas por mis errores y otras cuantas porque no merecía la pena perder el tiempo en discutir. Puede que mi cabeza no funcione como el resto, aunque lo he deseado con todas mis fuerzas nunca me he sentido especial. He procurado dibujar siempre una sonrisa en mi rostro y hacer reír a la gente. Me he convertido en bufón y en cualquiera que hayan necesitado mis amigos cuando he tenido suficiente energía como para afrontar toda la fealdad de este mundo y salir afuera. Siempre he sido sincero y fiel aunque nunca pude quitar de tu boca la dichosa frase del “¿Te pasa algo?” Porque contigo fui sincero. Es verdad que en el fondo soy tímido y me cuesta arrancarme la piel para enseñarle al mundo un trocito bueno, por eso esto nunca lo he contado, dicen que los problemas que tienen solución no son problemas y si no la tienen no vale la pena preocuparse por ellos. ¿De qué sirve sacar mis entrañas de paseo cuando nadie tiene una pastilla que lo cure todo?. No quiero que me tachen de un pobre diablo por sacar lo que llevo dentro y convertir mis sentimientos en una espectáculo para el pueblo. Porque cuando todos se iban me callaba y me quedaba sentado, quise compartir mi verdadero yo pero nadie quiere a un chico triste a su lado. Mientras tanto seguiré buscando el placer efímero para soportar esta agonía de vida que no tiene ningún sentido, pensando en que quizás la próxima vez que haga algo me supere y destrozándome de nuevo al pensar que ahora tengo el listón un poco más alto. La perfección es el peor de mis delirios y cada día muero imaginando que todo va a terminar y siento miedo y a la vez paz. ¿Te imaginas que disgusto? El alegre chico al que todos quieren no es más que un trozo de mierda que está muerto por dentro. Todo lo que se escondía detrás de un “Por favor, hoy no” un abrazo y una mirada de perro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario