viernes, 24 de abril de 2015

Practicando magia negra con el roce de mis dedos.

Tensa la mirada, guarda la saliva. Mójate los labios mientras toco tus mejillas. Que estas manos se hicieron para tocar porcelana y entre ratos la guitarra. Que se mueren estas manos cuando no pueden tocar. Deja que te roce con la yema de mis dedos, que se pierdan mis tendones enredados en tu pelo. Los tendones oxidados de una cuerda de guitarra, oxidados del sudor cuando dejan de tocar. No pares susurras, vibro todo yo con el canto de tu tripa, y ahora gritas. 5 cuerdas sobran si mis manos se deslizan por tu espalda, más deprisa. Se desliza por tu espalda y tu columna oxidada en carne viva me las corta y la sangre te destiñe. Se te mancha todo el cuerpo de la sangre de mis dedos que no paran de tocar. Derramando gelatina cada vez que los aprieto contra ti, y no paran de tocar. No conocen otra forma de vivir, prefieren desangrarse con el ruido de tu piel y no paran de brotar. Y mis manos me confiesan que no hay nada mas bello que esta forma de morir.

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